martes, 19 de octubre de 2021

Las sagradas Kumari: las niñas diosas de Nepal

   
    Hay en Nepal una tradición religiosa milenaria que trasciende a otras tradiciones religiosas del mundo. Por lo general un dios, o la divinidad de éste, puede estar representado por un objeto, un ídolo, un cántico, una forma natural (roca, montaña, río...), etc. Pero ¿Ser esa deidad una niña?
 Estas sagradas niñas son conocidas como las kumari, que por su traducción del idioma sánscrito significa "niña virgen". Niñas seleccionadas desde que son muy pequeñitas para convertirse en la reencarnación de la diosa hindú y madre del universo Taleju (conocida como Durga en la India). Conozcamos su historia.

Actual kumari de Katmandu fotografiada durante la festividad del Indra Jatra. Imagen recuperada de: https://mytrip2nepal.wordpress.com/category/uncategorized/

Las leyendas que dieron origen a una tradición.

    Muchas tradiciones existentes a lo largo y ancho del mundo tienen una base legendaria. En Nepal la tradición de las kumari es una de ellas,  y  lleva tras de sí una serie de tres  relatos legendarios que pretenden dar una explicación a su origen. 

    La primera leyenda relativa al origen de las diosas vivientes tiene fecha desconocida, al contrario que las dos que le suceden. Sin embargo, veremos que realmente se trata del mismo mito pero contado de diferente manera. Este cuenta lo siguiente:

    Un rey jugaba al dice (juego de dados) con la diosa Taleju, quien cada noche tenía la costumbre de acudir al palacio del rey a jugar al anteriormente mencionado juego. Una noche, la reina los vio jugando, y la diosa se enfadó tanto que le dijo al rey que nunca jamás volvería al palacio. Sin embargo, si quería que su reino siguiera gozando de su protección debía encontrar una niña del clan Sakay de Newaru en la cual se reencarnaría. Tras esto, el rey instauró la tradición de adorar a una niña como una diosa viviente. 

    El segundo relato legendario sobre la tradición de las kumari se cree que pudo tener su origen en el siglo XVI. En el se cuenta que el rey Trailokya Maya estaba jugando al dice con la diosa Taleju. Mientras jugaban, discutían sobre el bienestar del país. Una noche el rey se vio envuelto en una atracción sexual desesperada hacia la diosa, lo que llevó a forzarla a tener relaciones sexuales con él. Taleju, furiosa por lo sucedido, decidió desaparecer y no volver a visitar al rey en su palacio. Tras lo sucedido, el rey imploró y rezó a la diosa para que regresara; ella, en respuesta a las plegarias del rey, le dijo que se revelaría en el cuerpo de una niña virgen. 

    El tercer y ultima relato legendario conocido data del reinado del rey Pratap Mall. Se cuenta que él solía jugar al dice en secreto con la diosa Taleju. Una noche, en el transcurso de una de sus partidas, empezó a surgir en el rey fuertes pensamientos sexuales hacia la diosa. Esta, al darse cuenta de tamaña afrenta desapareció. Después de lo sucedido, cuando el rey se encontraba durmiendo, la misma Taleju se le apareció en sueños, diciéndole que ella misma se establecería en una pequeña niña budista a la cual él adoraría.

Representación de la diosa hindú Durga (nombre dado a Taleju en la India). Imagen recuperada de: https://nombresdediosas.com/durga/


    El proceso de selección de una kumari

    El proceso para la selección de una kumari tiene lugar en el palacio de las kumari, donde todas aquellas niñas de entre 2/3 y 5 años son seleccionadas cuidadosamente esperando a que en ellas se reflejen una serie de características indispensables:

  1. Poseer una salud perfecta. Estando completamente libre de cualquier enfermedad o dolencia. 
  2. Poseer una piel impecable.
  3. Poseer un pelo liso y negro recogido hacia el lado derecho.
  4. Poseer ojos negros y expresivos. 
  5. Poseer una sonora, clara y cristalina voz.
  6. Poseer unos brazos largos y gráciles.
  7. Poseer unas manos y unos pies blandos.
  8. No poseer un mal olor corporal.
  9. No haber perdido nada de sangre.
10. Poseer un cuerpo virginal inmaculado (libre de manchas, cicatrices, etc).
11. Poseer el cuerpo de un árbol Banyan.
12. Poseer las cejas como las de una vaca.
13. Poseer unos dientes blancos y exentos de agujeros.
14. Poseer una gran sonrisa.
15. Poseer  unos muslos como los de un ciervo.
16. Poseer un cuello como una caracola.
17. Poseer una lengua pequeña y húmeda. 
18. Poseer veinte dientes intactos.
19. Poseer órganos sexuales pequeños. 
20. No haber menstruado nunca.

    Tras ver que las niñas cumplen con los requisitos para entrar dentro del proceso de selección, se procede al inicio del ritual iniciático. 

    En este ritual se introduce a la niña dentro de una estancia donde se encontrará numerosos cuerpos de animales mutilados junto a enormes charcos de sangre resultado de tal sacrificio. Allí permanecerá quieta mientras sacerdotes con máscaras demoníacas  danzan a su alrededor. Es en este momento donde la pequeña tiene que hacer acto de todo su valor y no mostrar ningún signo de miedo. Al menor indicio de temor la niña será automáticamente descalificada.
 Por el contrario, de soportar esta parte del ritual y seguidamente soportar toda una noche en la mas absoluta oscuridad junto a los animales sacrificados y completamente sola, esta aspirante pasa a convertirse en la nueva representación de Taleju y a ser adorada como la diosa en la cual se ha convertido.

El día a día de las niñas diosas.

    Ser considerada una deidad lleva consigo una serie de deberes que se han de cumplir. Por esa razón, las kumari no tienen un día a día como se espera de cualquier niña de tres a once o doce años, pues tienen que cumplir un estricto horario que les permita compaginar su educación con sus labores espirituales. 
    Del mismo modo, una kumari tampoco puede asistir a la escuela, su educación se le es dada en el propio palacio por medio de sirvientes, y una vez ya llega a la adolescencia y ser consideradas impuras (una vez les viene la primera menstruación), entonces ya pasan a ir a la escuela como los demás; a partir de ese momento son personas, no deidades. 

 Actividades a desempeñar por la kumari en un día cualquiera. Recuperado de  Ghimire, Him Lal (2018). "A Study of Living Godess Kumari: The Source of  Tourism in Nepal". The Gace: Journal of Tourism and Hospitality (vol. 9): p. 30.


    
    Entre los principales deberes de las kumari esta la recepción de autoridades de Nepal, entre los que se encuentran políticos y miembros de la familia real. Al igual que una gran cantidad de fieles que acuden a la casa de las kumari a ver a la diosa y recibir su bendición, ya que según las creencias propias de Nepal, el ver a la kumari de Katmandú y recibir su bendición es sinónimo de poder tener una buena salud y un status. No obstante, esta visita puede también una mal augurio, dependiendo de como reaccione la pequeña diosa cuando te reciba y reciba tus ofrendas. 

    Por lo general, cuando los fieles deciden tener una recepción con la kumari, al igual que se suele hacer en la presentación ante una deidad o un santo, también se le lleva toda una serie de ofrendas como símbolo de devoción, pero no estamos hablando de una deidad representada por una escultura inerte; por esa razón, como ya se ha mencionado anteriormente, la reacción que tenga la pequeña en el momento de la ofrenda determinará el porvenir que le esperará al oferente. Lo ideal es que ante el ofrecimiento de la ofrenda la pequeña diosa se quede impasiva, sin mostrar ningún tipo de emoción ni realizar ningún movimiento más allá del necesario para dar su bendición al oferente. Si por el contrario tiene la mala suerte de que la kumari decide coger ella misma la ofrenda (problemas económicos) , o peor aun, llega a mostrar ante su presencia un leve temblor (privación de libertad) o algún indicio de tristeza (enfermedad o muerte), no le esperan buenos augurios en su porvenir al pobre oferente. 

La vuelta al mundo terrenal

    Con la llegada de la primera menstruación llega también el fin de la divinidad de las kumari. Una vez la kumari tiene su primera regla, esta debe someterse al ritual del Guda, un ritual consistente en ser encerrada en una habitación en completa oscuridad y permanecer allí, sin comunicación con el exterior, durante un periodo de doce días. Una vez transcurrido ese período de tiempo la todavía kumari, acompañada y asistida por su madre, debe dirigirse al río donde se deshará el moño de la cabeza y lavará su cara eliminando las pinturas sagradas, simbolizando que la diosa Taleju ha abandonado su cuerpo. 
    
    El perder la divinidad y tener que regresar al mundo no es algo fácil. A las niñas les resulta muy duro, pues se trata de introducirse en un mundo que ellas nunca conocieron. Existen testimonios de antiguas kumari  que cuentan lo difícil que fue caminar por primera vez pues, durante su etapa de kumari no se le tenia permitido caminar ya que sus pies no debían tocar el suelo. Del mismo modo, tenían también serias dificultades para comunicarse ya que tenían prohibido hablar en el tiempo que eran kumari

Chanira, quien fue kumari en el año 2007, nos cuenta lo siguiente:

"Ser una diosa es como ser una princesa y lo tienes todo en casa. Nunca extrañé el tener que ir al exterior y disfrutaba bastante estando en casa, era parte de mi vida divina. Cuando tuve que salir de mi casa por primera vez, no sabía como caminar correctamente. Mi madre y mi padre me agarraban de las manos y me enseñaban como caminar" (Ghimire, 2018: p. 34).


Bibliografía:

Allen, Michael. The Cult of Kumari: Virgin Worship in Nepal. University Press, Katmandu. 1975.

Chiara, Letizia (2013). "The Goddess Kumari at the Supreme Court: Divine Kinship and Secularism in Nepal". Focaal: Journal of Global and Historical Anthropology (vol. 67): pp. 32 - 46.

Ghimire, Him Lal (2018). "A Study of Living Godess Kumari: The Source of  Tourism in Nepal"The Gace: Journal of Tourism and Hospitality (vol. 9): pp. 24 - 42.

Webgrafía: 






Anexos:








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